diciembre 10, 2007

VIDA ACCIDENTADA...

Y CON ACCIDENTES.

Este fin de semana estaba lleno de planes, salir con una amiga, ir por una agenda, ver más tarde a otro amigo, cenar una deliciosa crepa, ir a bailar, y al día siguiente ir al cine, deambular por las calles de esta bella ciudad sin nada más que el deseo de observar a las personas y seguir el trayecto de sus caminatas con la mirada.
Nada de esto sucedió, en un día, en un momento, en un segundo, cambió todo, transformando completamente ese listado tan elaborado en nuevas cosas por hacer, reposar y ver películas, no me quedó de otra.

ADAPTACIÓN, no hay más, esa es la clave para disfrutar nuestra accidentada existencia.
Al final del día, ese pequeño accidente, que no fue más que un muy ligero golpe con el auto que manejaba un amigo, al que irónicamente, quiero mucho, representó una tragedia esporádica convertida en una comedia que hizo que sonriera y contagiara esta sonrisa entre mis amigos, mi familia y uno que otro desconocido. Y sí, ya no fui por la agenda, aunque ya me estoy arrepintiendo de adquirirla, tal vez sólo la necesite por que soy muy distraída, y tengo que anotar los números de teléfono, pero definitivamente, no la usaré para escribir mis planes en ella, por que gracias a este torcido momento sé que lo importante de vivir es cómo enfrentamos las contrariedades, infortunios, desesperanzas, sorpresas; y yo, lo hice con una lágrima en la mejilla y una gran sonrisa.

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